Es una desgracia ver jóvenes que un día se aparecen de corbata y zapatos finos, con camisas de oficina y que además sean halagados con envidia por sus demás amistades; que todos sepan qué marca es mejor y cuál te hace más "sofisticado". Es como la pesadilla de Jack, el personaje de Fight Club cuando su alter ego le advierte que estamos siendo entrenados para ser esclavos corporativos. Hace algunas semanas durante una fiesta escuché a un amigo hacer un brindis por su empresa "por INBURSA, de la cual comemos todos nosotros", hazme el chingado favor. Tal vez es aquello de que generación a generación pasamos de una que es mocha y cuadrada, a una desvergonzadamente ociosa pero lo suficientemente respetable por su desobediencia (si se nota mi preferencia por esta segunda generación, pues claro porque yo soy de aquellos días podridos).
De aquellos años cuando la bastardez dominaba, jóvenes impertinentes que llamaban “cerdos” a la maldita policía en su cara, cuando por diversión se tergiversaba todo concepto de decencia, desde Atlanta autentica ciudad de perdición y zombies de la vida real; podíamos escuchar a Stuck Mojo quienes fueron de los primeros grupos en fusionar el rap y el metal (lo que ahora conocemos como nu metal) liderados por Richar Ward y la insidiosa voz de Bonz. Hoy para la ruta del mal tenemos el Pigwalk de 1996, disfrútenlo y nunca nunca hagan un brindis por su empresa, no mamen.
0 comentarios:
Publicar un comentario